Sistemas de Extinción por Aerosoles Condensados

Los sistemas de extinción por aerosoles condensados son una tecnología avanzada de protección contra incendios que utiliza partículas sólidas muy finas, en suspensión dentro de un gas portador, para suprimir la combustión de forma rápida y eficaz. Este tipo de sistemas se ha convertido en una alternativa eficiente a los agentes gaseosos tradicionales, especialmente en espacios cerrados y zonas donde la instalación de redes de tuberías complejas no es viable.

Su funcionamiento se basa en la liberación controlada de un compuesto químico sólido, que al activarse se transforma en un aerosol muy fino. Este aerosol actúa directamente sobre la reacción química de la combustión, interrumpiendo la cadena de reacciones y enfriando el fuego, sin reducir de forma significativa el oxígeno presente en el ambiente.

Aunque el aerosol condensado no se degrada con el tiempo, es necesario realizar inspecciones periódicas para comprobar el estado de los generadores, conexiones eléctricas y sistemas de activación. La instalación y mantenimiento deben ser realizados por empresas autorizadas, cumpliendo con el RIPCI y las normativas UNE aplicables.

• Alta eficacia en la supresión de incendios de clase A, B y C.
• Tiempo de descarga muy rápido, habitualmente inferior a 30 segundos.
• No requiere tuberías extensas, ya que los generadores se instalan directamente en el área protegida.
• Mínimo impacto ambiental, con bajo o nulo Potencial de Calentamiento Global (GWP).
• No conductivo, seguro para la protección de equipos eléctricos y electrónicos.

Este sistema es especialmente útil en entornos donde la continuidad operativa y la protección de equipos es crítica:

• Salas de control y centros de proceso de datos (CPD).
• Cuadros eléctricos y salas de máquinas.
• Cámaras de telecomunicaciones.
• Vehículos especiales y maquinaria pesada.
• Archivos y salas con material documental sensible.

• Instalación sencilla, sin necesidad de depósitos o redes complejas.
• Bajo coste de mantenimiento, ya que no requiere recarga periódica como los gases.
• Activación automática o manual, integrable con sistemas de detección.
• Reduce el riesgo de daños colaterales, ya que no moja ni deja residuos líquidos.